Ramadán y cuaresma, encrucijadas hacia Dios e itinerarios de solidaridad con las personas en movimiento

20 April 2025
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El mes de marzo y las pocas semanas de abril fueron momentos de recogimiento, en los que cristianos y musulmanes buscaron juntos acercarse más a Dios y entre sí. ¡Qué gracia que, en este año, las fechas estén tan próximas! La noche del 19 de marzo, el grupo de diálogo cristiano-musulmán de la parroquia organizó una comida de ruptura del ayuno en casa de nuestro amigo musulmán Yahya. Catorce miembros (cristianos y musulmanes) estuvieron presentes. Juntos leímos y comentamos el mensaje enviado por el Vaticano con motivo del mes de Ramadán. Esa misma noche, la familia que nos acogió, con la ayuda de los miembros de una asociación, preparó una comida para las familias necesitadas del barrio. El encuentro se había preparado el mes pasado mediante la escucha contemplativa de textos de la Biblia y el Corán que hablan del sentido del ayuno, la oración y el compartir.



El mes de marzo y las pocas semanas de abril fueron momentos de recogimiento, en los que cristianos y musulmanes buscaron juntos acercarse más a Dios y entre sí. ¡Qué gracia que, en este año, las fechas estén tan próximas! La noche del 19 de marzo, el grupo de diálogo cristiano-musulmán de la parroquia de Nuakchot organizó una comida de ruptura del ayuno en la familia de nuestro amigo musulmán Yahya. Catorce miembros (cristianos y musulmanes) estaban presentes. Juntos leímos y comentamos el mensaje enviado por el Vaticano con motivo del mes de Ramadán. Esa misma noche, la familia que nos acogió, con la ayuda de los miembros de una asociación, preparó una comida para las familias necesitadas del barrio. El encuentro se había preparado el mes pasado mediante la escucha contemplativa de textos de la Biblia y el Corán que hablan del sentido del ayuno, la oración y el compartir.

Desde el comienzo de la Cuaresma, se colocaron dos ollas en la parte trasera de la iglesia, a los pies de la estatua de la Virgen María. Cada domingo, los cristianos llevaban arroz, pasta, azúcar, aceite y sobres para ayudar a los más necesitados, tanto cristianos como musulmanes. Dado que la mayoría de los cristianos se desplazan, estas donaciones representan una ayuda importante para las familias en situación precaria que ya no tienen acceso a sus puestos de trabajo. Esto ayuda a todos a cultivar el sentido de la humanidad y de la convivencia respetando nuestras diferencias.

La unidad de recepción y escucha también se movilizó para alimentar a las personas confinadas en sus casas por miedo a ir a trabajar sin documentos de identidad actualizados. Los niños, las mujeres embarazadas y los enfermos tenían prioridad.

El ramadán y la cuaresma fueron pues tiempos ricos, no sólo en oración, sino también en compartir, ayuda mutua, fraternidad y vida. Acompañamos a cristianos y musulmanes que se desplazaban y deseaban volver a casa, en particular a los que se encontraban allí sin documentos. Intercambiamos gestos de perdón durante la fiesta del EID. Todos los que nos ven hacer el bien vuelven a casa reconfortados y con ganas de hacer lo mismo allí donde estén.

Es un testimonio precioso, porque cristianos y musulmanes compartimos muchos valores que nos unen y pueden construir un futuro más armonioso que los que nos separan.

En un contexto en el que coinciden los periodos de ayuno de Cuaresma y Ramadán, esta iniciativa hace un llamamiento a la prudencia y a la reconciliación, demostrando que, a pesar de nuestras diferencias, existen valores y aspiraciones comunes que nos unen. A través de acciones concretas de apoyo a los más desfavorecidos, esta iniciativa ilustra la fuerza de la convivencia y la importancia de la ayuda mutua entre nuestras comunidades.  

Que la luz de Cristo resucitado nos ilumine día y noche para que podamos discernir lo que nos da vida a nosotros y a nuestros hermanos y hermanas migrantes.


Hermana Marie Ange Ndayishimiye,

Jefe de la unidad de acogida/escucha - Parroquia de Nuakchot
Cáritas Mauritania