El 18 de diciembre celebramos el Día Internacional del Migrante. Las Naciones Unidas establecieron este día especial en 2000 para llamar la atención sobre la importancia de los migrantes y su valiosa contribución al desarrollo sostenible y para garantizar el respeto de sus derechos humanos.
Según el Informe sobre el Desarrollo 2023 del Banco Mundial, que se centra en “los migrantes, los refugiados y las sociedades”, unos 184 millones de personas – el 2,3% de la población mundial – viven fuera de su país de nacionalidad. Casi la mitad de los migrantes viven en países de renta baja y media, y una mayoría significativa de ellos procede de estos países.
La migración es una historia profundamente humana, llena de aspiraciones, retos, esperanzas y resiliencia, y es una experiencia enriquecedora de encuentro y fertilización cruzada de nuestras sociedades. La migración es también un reto y un recurso para el desarrollo. Gracias al papel vital que desempeñan los migrantes con sus talentos, conocimientos, culturas y valores, tanto las comunidades de acogida como las de origen pueden lograr un desarrollo humano integral que no deje a nadie atrás.
Por ello, en la Carta Encíclica Fratelli Tutti , el papa Francisco nos invita a todos a “comunicarnos, de descubrir las riquezas de cada uno, de valorar lo que nos une y ver las diferencias como oportunidades de crecimiento en el respeto de todos. Se necesita un diálogo paciente y confiado, para que las personas, las familias y las comunidades puedan transmitir los valores de su propia cultura y acoger lo que hay de bueno en la experiencia de los demás» [134]. Los inmigrantes, si se los ayuda a integrarse, son una bendición, una riqueza y un nuevo don que invita a una sociedad a crecer» [135]”
Escuchemos las voces y las historias de esperanza de los inmigrantes y refugiados de diversos países, de sus organizaciones comunitarias y de las Cáritas nacionales que les apoyan en su camino hacia la integración y la plena ciudadanía.